[Edotensei] El espacio oculto, traducción a The Hidden Span (2007) de Eliot Weinberger




El ensayo fue recuperado del libro An Elemental Thing (2007), de Eliot Weinberger. Intervine como me dio gana, agregué sin discriminación y excluí frases. Esta versión se sostuvo en su mayoría —por no decir en todo— a partir de la traducción de Aurelio Major. 



El universo taoísta es una infinidad de espirales, compuestos por tiempo, cada uno gira a su ritmo; aquellos que pueden considerarse diferentes a los simples mortales responden a otra sincronía. Diversos maestros tardaron cuatro cientos años en transmitir determinadas enseñanzas; algunos, cuatro mil; otros, hasta cuarenta mil. Por mucho tiempo se afirmó que Lao-Tsé, autor de Tao Te Ching, permaneció más de ochenta años en el útero de su madre.

El ritual taoísta inicia con la elaboración de un altar que es, en todo caso, un calendario y un mapa de este universo espiritual. En su perímetro pueden observarse veinticuatro estacas que representan los veinticuatro Nodos de Energía. Cada uno, a su vez, simboliza quince días y, leyéndose juntos, forman en total trescientos sesenta días, es decir, aproximadamente un año. 

En el interior hay una serie de distintivos que personifican a los Dos Principios: Ying y Yang, las Tres Energías, los Tres Poderes Irracionales, los Cinco Elementos, los Cinco Tonos, los Seis Rectores, los Ocho Trigramas y los Sesenta y Cuatro Hexagramas de I-Ching, los Nueve Palacios y los Nueve Salones, los Diez Tallos, las Doce Ramas… Todos ellos son un ser sobrenatural, un portal, una dirección, una parte de la materia, una forma de calcular el tiempo, una teoría filosófica, una sustancia alquímica. Como mencionó Lao-Tsé: “El Tao creó uno, el uno engendró el dos, el dos el tres, y el tres las diez mil cosas”.

Tal como sucede en cualquier otro sistema de pensamiento, también el taoísmo trae consigo un defecto inherente: un agujero llamado Abertura Irracional. Si en un momento especifico, que cambia constantemente, se camina de espaldas atravesando ciertas aberturas en un determinado orden, se puede escapar del tiempo y, de manera inevitable, abrirnos paso hacia el Espacio Oculto.  En esta otra temporalidad alejada de todas las otras temporalidades, uno encuentra, entre los altos relieves de las montañas sagradas, parte de sí mismo; es habitual recoger en este lugar hierbas medicinales, hongos mágicos y elixires que prometen la inmortalidad.

Huángdí -el Emperador amarillo- perfeccionó esta técnica por medio de las instrucciones de las seis Doncellas de Jade -según el entendimiento calendárico. Quienes, por otra parte, lo aprendieron de la Misteriosa Mujer de los Nueve Cielos, también conocida como la Dama del Yin Supremo.  El practicante que tuvo mayor reconocimiento histórico fue el estratega militar, Chu-Ko Liang (181-234).

En medio de un enfrentamiento, Liang, de modo no convencional, para repeler al ejército invasor decidió colocar distintivos rituales en la parte oblicua de una llanura. Bajo esta lógica, con el orden indicado, pretendió representar un altar del Tao. Los movimientos militares del estratega consistieron en arrastrar a las tropas enemigas hasta el portal simbólico. Cuando el objetivo se cumplió, pese a que ante los ojos de los guerreros enemigos el paisaje era común, el ejército yacía en un laberinto de un tiempo alternativo del que no había forma de escapar.



THE HIDDEN SPAN
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Eliot Weinberger

The Taoist universe is an infinity of nested eyeles of time, each revolving at different pace, and those who are not mere mortals pertain to different eyels. Certain teachings take four hundread years to transmit from sage to student; others, four thousand; others, forty thousand. It is said that Lao Tzu, the autor of the Tao Teching, spent eighty-one years in the womb.

Taoist ritual begins with the construction of an altar that is a calendar and a map of this universe. At its perimenter, twenty-four pickets, the Twenty-Four Energy Nodes, each representing fifteen days, form a year of 360 days. Within, a proliferation of markers for the Two Principles (ying and yang), the Three Energies,, the Three Irrational Powers, the Five Elements, the Five Tones, the Six Rectors, the Eight Trigrams and Sixty-Four Hexagrams of the I ching, the Nine Palaces and the Nine Halls, the Ten Stems, the Twelve Branches… Each is a supernatural being, a gate, a direction, a part of the body, a measurement of time, a philosophical concept, an alchemical substance. As Lao Tzu said, “The Tao created one, one gave birth to two, two to three, and three to the ten thousand things”.

Typically of Taoism, this system has an inherent flaw: a hole in time, called the Irrational Opening. If, at a certain moment, which is always changing, one walks backward through the various gates in a certain order, one can escape time and enter the Hidden Span. In this other time beyond alll the other times, one finds oneself in the holy mountains; there one can gather healing herbs, magic mushrooms, ando elixirs that bring inmortality.

The tecnhnique was first taught to the Yellow Emperor by the six calendrical Jade Maidens, who in turn learned it from the Mysterious Woman of the Nine Heavens, algo known as the Lady of the Ultimate Yin. Its most famous practitioners was a very real military strategist, Chu-Ko Liang (181-234). To repel an invanding army, he placed hidden markers on an enormous plain to secretly replicate a Taoist altar, an then tricked the enemy troops into entering through a certain symbolic gate. Although the landscape appeared unremarkable, the army found itself trapped in a labyrinth of an alternate time from which it could not escape.

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Aislarse” (2001), acrylic on linen. All images © Tomás Sánchez

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